domingo, diciembre 05, 2010

1993



1993. 
Miércoles. 3:15 p.m. R.E.M. Drive.
Smack, crack, bushwhacked.
Tie another one to the racks, baby.

Michael Stipe es llevado por cientos de manos
sobre cabezas adolescentes
a un blanco y negro atravesado
por latigazos de luz.
Sonríe, sonríen los rostros de su mar
-ola y peces al unísono-,
y de su voz sin boca, como un viento:
Hey kids, rock and roll.

Nobody tells you where to go, baby,
como un presagio apenas intuido
aquel miércoles de nada-por-hacer
en cama de los padres.
O tal vez fue un sábado que duró tantos otros
afuera y verde,
con ojos y labios y manos iguales
y cantos y vasos y vueltas sobre sí mismo,
mareado de respirar tanto, tan alto,
tan profundo, con el corazón
guardado en cajitas de casét, sangrante
y gozoso.

What if I ride? What if you walk?
What if you rock around the clock?

Tic: porque todo está siempre a punto de
Toc: saltar en el tren de alguien más.
Tic.
Toc.

Siempre a un paso del desastre.

Milnovecientosnoventaytres. Cuerpos-ventanas abiertas,
Cuerpos-macizos de rosas, Cuerpos-desastres naturales,
plenos y enfebrecidos, salvos de toda culpa, jóvenes,
con toda la muerte por delante, hacedores del escarlata,
Cuerpos-modelo-setentaytantos –ola y peces al unísono-,
con un pedacito de fama y medio balazo entre los ojos.




Matamoscas*

Ilustración: Zertuche Slecht Leven, Aguascalientes, Ags. México. 2012. Iba a sentarme a escribir pero me puse a matar moscas. No ...