2008-06-09
Un kilo de razón fuerte
Tres gallinas blancas
Una cabeza de ajos
Cuatro kilos de miel
Un espejo
Dos hígados de ternera
Un ladrillo
Dos pinzas para ropa
Un corsé con ballenas
Dos bigotes postizos
Sombreros al gusto
Se despluman las gallinas, conservando cuidadosamente
las plumas. Se ponen a hervir en los litros de agua destilada o de lluvia sin
sal con la cabeza de ajos pelados y molidos. Se deja hervir a fuego lento.
Mientras hierven las aves, colóquese la cama oriental de noroeste a sudeste y
deje reposar con la ventana abierta. Ciérrese la ventana media hora después y
colóquese el ladrillo rojo bajo la pata izquierda de la cabecera de la cama,
que debe estar al noroeste. Déjese reposar. Mientras reposa la cama, rállese
directamente sobre el caldo la razón fuerte, teniendo cuidado de que las manos
estén constantemente impregnadas por el vapor. Resuélvase y déjese hervir. Se
toman los cuatro kilos de miel y se extienden con una espátula sobre las sábanas
de la cama. Tómense las plumas de las gallinas y espárzanse sobre las sábanas embadurnadas
de miel. Tiéndanse la cama con cuidado.
No es indispensable que las plumas sean blancas,
pueden también usarse de color, pero hay que enviar las llamadas gallinas de
Guinea, pues éstas producen a veces un estado ninfomaníaco de larga duración o
graves casos de priapismo. Póngase el corsé bastante apretado. Siéntese ante el
espejo, afloje su tensión nerviosa, sonríase, pruébese los bigotes y los
sombreros según sus gustos (tricornio, napoleónico, capelo cardenalicio, cofia
con encajes, boina vasca, etcétera). Ponga en un platito las dos pinzas para
ropa y déjelo junto a la cama.
Entíbiense al baño María los hígados de ternera,
teniendo mucho cuidado de que no lleguen a hervir. Colóquense los hígados
tibios en lugar de la almohada (en casos de masoquismo) o en ambos lados de la
cama, al alcance de las manos (en casos de sadismo). A partir de ese momento,
todo debe terminar de hacerse a gran velocidad para impedir que los hígados se enfríen.
Corra y vierta velozmente el caldo (que debe estar muy reducido) en una taza.
Regrese con ella apresuradamente ante el espejo, sonría, beba un sorbo del
caldo, pruébese un bigote, beba otro sorbo, pruébese un sombrero, beba, pruébese
todo, tome sorbitos entre prueba y prueba y hágalo todo tan velozmente como sea
capaz. Ya ingerido el caldo, corra a la cama, acuéstese entre las sábanas
preparadas, tome rápidamente las pinzas para ropa e introduzca en cada una de
ellas el dedo pulgar del pie. Estas pinzas deben conservarse toda la noche y
colocarse en un ángulo de 45 grados en relación con el dedo, oprimiendo
firmemente la uña.
Esta sencilla receta da siempre buenos resultados si
las personas normales pueden ir placenteramente del beso a la estrangulación,
de la violación al incesto, etcétera, etcétera. Las recetas para casos más
complicados, como son los de necrofilia, autofagia, tauromaquia, alpinismo y
otros, se encuentran en un volumen especial de nuestra colección: Consejos discretamente
sanos.
Atte. Remedios Varo