domingo, diciembre 05, 2010

Burgués

Por la boca mueren el pez y el necio. Los necios son peces a los que se les sofríe lentamente en mantequilla. La matequilla es el caviar de las vacas. Las vacas son mujeres tetonas y estúpidas. Las tetonas estúpidas son muy buenas esposas y a las buenas esposas se les engaña con la comadre.
La comadre, por lo común, se llama Graciela.

Aprendí que al búnker se le escamotea desde dentro. Se necesita paciencia de Gandhi para continuar retando al imperio social y yo no soy hindú que sólo requiere semillas de girasol para vivir. Además, me gusta que el mundo sea como es: injusto, represor, temeroso y asesino; es decir, humano. Y al decir Humano, también digo ingenioso, loco, asombroso constructor de fantasías, insaciable soñador de belleza, accidente premeditado para que el universo pueda ser un vecindario ancestral. Y también digo: apocado, ignorante, vanidoso, hablador, traicionero, solitario, eyaculador precoz.

Me gusta que los buenos tengan cosas que ocultar y que los malos sean ejemplares padres de familia. Me gusta que los revolucionarios pierdan y los ateos vayan a misa. Me gusta que algo cambie para que todo siga igual.
Lo único que no me gusta es que las mejores mujeres las traigan los chaparros panzones con mucho dinero.

Hay que reírse, con ojos chiquitos y lengua seca. Hay que tirarse a ver cómo todo pasa y después volverse a tirar. Hay que tomar conciencia y hacer con ella una hoguera los días de frío polar.

Yo abogo por la mediocridad, por pasar como Juan por su casa, sin que nadie diga, sin que nadie apunte, sin que nadie voltee. No confundir, pero tampoco aclarar nada. No retar, pero ganar la partida. No interrumpir, simplemete retirarme cuando esté harto.
Que la mantis religiosa aparente ser una brizna de césped es lo que la hace peligrosa.
Aunque el único peligro real que represento es para conmigo.

Ningún sistema político-económico, ninguna revolución acaudillada, ni una sola de las filosofías salvan al hombre de seguir siendo hombre. El Papa caga igual que el asesino, el asesino sueña igual que el poeta, el poeta sana igual que la enfermera, la enfermera fuma igual que sus pacientes, los pacientes van desde el presidente hasta el señor que cayó de su bicicleta, sangrando igual que el cerdo, el perro o la gallina.

Me informan los genetistas que la diferencia entre un chimpancé y la nueva Miss Universo representa sólo el 2% de la información del ADN, y que ese porcentaje no se refiere a la cantidad sino al acomodo de los cromosomas. Es decir que no somos peludos y felices nomás porque nosotros tenemos una A donde ellos tienen una T.
Aunque es sabido que varios chimpacés son reconocidos estadistas.


Yo me hago pendejo discretamente. Mi capacidad de asombro disminuye o crece según como haya dormido anoche. Soy un truhán, soy un señor, laralála.
Desengañado, no deprimido. Deprimido, no desesperado. Desesperado, pero me sobra el tiempo. Dirán: “Este es un pinche burgués”. Contestaré: “Claro, y le voy al América”. (Los burgueses estamos en peligro de extinción y el mundo, se los aseguro, nos extrañará).

Matamoscas*

Ilustración: Zertuche Slecht Leven, Aguascalientes, Ags. México. 2012. Iba a sentarme a escribir pero me puse a matar moscas. No ...